Arquitectura y Arte Rom�nico en Espa�a: La Jerusal�n Celestial
Dentro del Arte Rom�nico en Espa�a, la arquitectura religiosa constituye una de las expresiones m�s prol�feras e indiscutiblemente preponderantes.
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Arquitectura religiosa: Iglesias rom�nicas
Formas geom�tricas
Imag�nate una esfera, la esfera celestial, es el macrocosmos, el s�mbolo de la divinidad en el Arte Rom�nico en Espa�a.
Imag�nate ahora un recinto cerrado de base rectangular, a la que vamos a llamar nave, como ves no es el macrocosmos. En las iglesias rom�nicas que vamos a construir los fieles van a ocupar su lugar en esa nave, es lo que llamamos microcosmos. De la combinaci�n adecuada de los elementos de la esfera con los elementos del recinto rectangular o nave va a surgir el templo, un templo cristiano, una Jerusal�n celestial en la que se van a combinar correctamente los precitados elementos simples, en armon�a. S�lo esos elementos simples.
Si la esfera de estas iglesias rom�nicas que hemos descrito es una esfera hueca de piel ancha, gorda, y la partimos por la mitad, nos queda algo que mir�ndolo desde arriba ser� una especie de c�pula y desde abajo, su gruesa piel nos ofrecer� un c�rculo cerrado, un c�rculo que definir� la forma de las columnas sobre las que se asentar�n los arcos de que dotemos a nuestra iglesia.
Volviendo a nuestra media c�pula repetimos el partirla por la mitad, tendremos as� un cuarto de esfera que no es otra cosa que una b�veda de horno para situar encima de un �bside y decorar su interior con las im�genes m�s importantes, el Pant�crator, etc. Pero si a este cuarto de esfera, en lugar de mirarla desde arriba lo hacemos desde abajo, veremos un arco semicircular en cada lado. A este arco semicircular le llamamos �arco de medio punto�; usaremos los arcos de medio punto de muchas formas en nuestra iglesia, pero siempre descansando sobre columnas circulares, no directamente, porque entre el arco y la columna casi siempre pondremos un capitel.
Conforme a las premisas del Arte Rom�nico en Espa�a, usaremos el arco de medio punto para adintelar ventanas, para conformar las puertas de entrada al templo, para adornar esas puertas, como se merecen, formando arquivoltas, en las que esculpiremos, y para mejor distribuir el peso del tejado sobre los muros. A esos arcos los llamaremos arcos formeros cuando los usemos para separar los espacios en la parte rectangular, o arcos fajones si los usamos para reforzar la sustentaci�n de la b�veda unidos a la misma. Y cuando los usemos para unir o separar, seg�n se mire, la parte rectangular de la parte divina, entonces los llamaremos arco triunfal.
Los arcos de medio punto del Arte Rom�nico en Espa�a tienen una caracter�stica, se dibujan de un solo trazo a partir de un �nico centro. Son los arcos usados por lo cluniacense al construir el Rom�nico pleno y fueron sustituidos por el arco apuntado en el Rom�nico cisterciensse. El arco apuntado del Arte Rom�nico en Espa�a se dibuja a partir de dos centros y lo forman dos segmentos de arco de diferentes circunferencias. Cuando usamos un arco apuntado las cargas se distribuyen mejor y el arco es m�s resistente, lo que, por otra parte, permite mayores elevaciones. Cuando no usamos el arco apuntado en el Arte Rom�nico en Espa�a y no existen otros sistemas de distribuci�n de las cargas como se a�adieron en el g�tico, el peso de la parte alta puede requerir que los muros en que se apoya se refuerce con contrafuertes.
Pero volvamos a nuestro cuarto de esfera y proyectemos hacia abajo, en l�nea recta el medio c�rculo inferior, nos quedar� algo como si fuese la mitad de un tubo o cilindro en cuya parte superior hay lo que hemos llamado una b�veda de horno.
Cuando este conjunto est� adosado a la parte rectangular y separado de ella, o unido a ella, s�lo por el arco triunfal, a este conjunto de Arte Rom�nico en Espa�a lo llamamos �bside, �bside semicircular y sirve para alojar en su interior la parte divinizada del templo, las im�genes y el altar b�sicamente.
Como mucho, en el Arte Rom�nico en Espa�a, el �bside es de la misma altura total que la parte rectangular, aunque por lo general es m�s bajo; siempre colocaremos una ventana en el centro del muro del �bside y a veces otra a cada lado, pero siempre colocaremos la del medio y la ubicaremos a una altura adecuada para que cuando salga el sol la luz ilumine el altar, porque nuestra iglesia est� orientada, es decir, la cabecera del eje transversal que recorre el �bside y la nave, que coincide pues con el centro de �bside y de la ventana, apunta al Este. Ser� un ventanuco estrecho no muy alto, quiz�s abocinado y con peque�as columnitas a los lados con sus correspondientes capiteles para sustentar el arco de medio punto que culmine la ornamentaci�n de esta ventana dando la bienvenida al Creador, porque de eso se trata, de hacer que la luz creadora de las formas entre por ella al iniciarse el d�a. Y no ser� muy grande, para permitirnos una cierta penumbra con la que poder concentrarnos m�s en nuestras oraciones y quiz�s tambi�n por motivos defensivos. Pero no hay cristal, todav�a no se ha inventado en el Arte Rom�nico en Espa�a o introducido en la zona cuando hacemos la iglesita, y por eso usaremos alabastro, cuyo material trasl�cido nos permitir� tener luz y guarecernos.
Si la iglesia en el Arte Rom�nico en Espa�a es peque�ita, tendr� una sola planta, es decir, en nuestra nave s�lo habr� un espacio de pared a pared, de muro a muro, donde estar�n los fieles y en su techo usaremos una b�veda de ca��n para lo que volvemos a nuestro cuarto de esfera al que hemos llamado b�veda de horno y que estamos usando en el �bside y al igual que hicimos para el �bside volveremos a proyectar en linea recta el lado que nos quedaba, con lo que volvemos a obtener una especie de medio tubo o medio cilindro, en este caso horizontal, a lo que llamamos b�veda de ca��n y que haremos descansar sobre las paredes laterales de la parte rectangular. Esta b�veda de ca��n, t�pica del Arte Rom�nico en Espa�a, ser� despu�s apuntada, o sustituida por peque�as bovedillas con nervaduras en el Rom�nico tard�o.
Con la adici�n de algunos nuevos ventanucos en las paredes, similares al del �bside, y de la puerta, se habr� casi terminado el peque�o templo, pura y exclusiva combinaci�n de formas redondeadas con el rect�ngulo de la nave.
Faltar�a un elemento ocasionalmente exento, el campanario, que los monjes cisterciencienses sustituir�n por la espada�a.
La obra que acabamos de hacer, el peque�o templo no tiene cimientos, que s�lo ser�n usados en grandes iglesias rom�nicas tipo catedral. Lo que tendr� en su lugar es una s�lida base de piedras de mayor tama�o y dureza que estar�n en parte introducidas en el suelo. Tambi�n caracter�stico en el Arte Rom�nico en Espa�a, ocasionalmente se aprovechar� el desnivel para construir una peque�a cripta por debajo de la nave en la que depositar y venerar las reliquias de los santos de lo que la iglesita har� gala.
Si la iglesia es m�s grande habr� m�s �bsides, llamados absidiolos por ser laterales al principal y generalmente m�s peque�os. Aunque no siempre, en el Arte Rom�nico en Espa�a, generalmente el n�mero de absidiolos ser� par para constituir un conjunto sim�trico. Es excepcional encontrar siete �bsides por lo que habitualmente ser�n tres � cinco en total.
Dentro del �bside principal, y a veces con alg�n otro absidiolo incorporado, las grandes iglesias rom�nicas de peregrinaci�n disponen de un especio llamado deambulatorio alrededor del altar principal por donde transcurren los peregrinos ordenadamente para visitar las reliquias del santo.
Junto al arco triunfal puede haber un transepto, es decir, una nueva superficie rectangular que cruce la nave principal formando una planta con forma de cruz latina. A la zona de intersecci�n se le llama crucero y sobre ella se ubica la c�pula sustituida a veces por un lucernario. La c�pula de esta construcci�n del Arte Rom�nico en Espa�a es de forma de media esfera invertida, como se ha indicado m�s arriba, y para distribuir el peso sobre las columnas esquinadas se apoya en las pechinas.
El transepto puede albergar los absidiolos laterales formando capillas. Cuando hay absidiolos pero no hay transepto, los absidiolos forman presbiterios menores sobre las naves laterales en que se ha dividido la iglesia. La separaci�n entre la nave central y las laterales, siempre bajo criterios de simetr�a, se realiza mediante lineas de arcos formeros paralelos a las paredes de la iglesia.
Arte Rom�nico en Espa�a: Otros componentes
Cuando la iglesia s�lo tiene una nave, en sus paredes se abren ventanucos verticales u �culos redondos. Tambi�n habr� generalmente un �culo redondo, ausente de decoraci�n, en la pared posterior es decir, en la del oeste. Pero si hay m�s de una nave, la nave central es m�s alta para permitir la existencia de ventanas en las paredes que sobrevuelen los tejados de las naves laterales, es lo que se llama claristorio.
Es posible encontrar iglesias rom�nicas de las llamadas de sal�n, formadas por tres naves de la misma altura e iluminadas desde las paredes exteriores.
Siempre, el tejado es a dos aguas y su uni�n con los muros permite la ubicaci�n de los canecillos.
En la zona Oeste, es decir, en la zona m�s alejada del presbiterio, hay ocasionalmente un segundo transepto, m�s popular en iglesias rom�nicas de otros piases, Alemania y Francia. En esta zona, en Alemania especialmente, se construy� el westwerk una zona, de hasta tres plantas, dedicada a acoger diversos servicios, pero especialmente a alojar al emperador en su visita a la iglesia. Su existencia representa a la Iglesia militante frente a la Iglesia triunfante ubicada en el presbiterio.
En esa zona se ubica la pila bautismal, cuando no requiere como en el caso italiano de edificio separado en las grandes ciudades, es el denominado baptisterio.
Las grandes iglesias rom�nicas, como las catedrales y grande abad�as unieron a su fachada oeste una torre a cada lado realzando su importancia.
El n�rtex, a veces llamado galilea, es tambi�n una incorporaci�n a las iglesias rom�nicas consistente en una especie de porche de magn�fica decoraci�n y configuraci�n ubicado a la entrada de la fachada Oeste. El acceso en el n�rtex suele estar partido en sentido vertical para mejor sustentaci�n de lo superior mediante una columna decorada llamada parteluz. Obviamente, cuando existe toda esta construcci�n en el lado Oeste es porque existe una puerta de acceso en esa zona, que, a veces, es la principal.
Con frecuencia existe una puerta en el lado Norte, peque�a, que da acceso al cementerio que pudieran tener adosado a la iglesia y en los monasterios, la puerta del lado este es la que suele conducir al claustro.
En el siglo XIII a las iglesias rom�nicas castellanas se las uni� la galer�a que las hace tan atractivas. Normalmente formadas por una arcada de siete elementos y la entrada, con profusa decoraci�n y ubicada en el lado sur. Aparte del embellecimiento y mejor dotaci�n catecumenal, serv�an para guarecer a los fieles y eran lugar de encuentro cotidiano de los mismos.
Las iglesias rom�nicas estaban hechas para perdurar, por lo que los materiales perecederos como la madera eran s�lo utilizados en los entramados de los tejados. Se tend�a a una construcci�n noble, de piedra, especialmente para el �bside. Cuando los recursos no eran suficientes se acud�a al mampuesto que luego se enfoscaba y pintaba por fuera. Los muros de piedra a menudo eran rellenados de mampuesto en el interior de los mismos.
Junto al Rom�nico cl�sico exist�an otras iglesias llamadas de nave central en las que el altar estaba en el centro y la nave ten�a forma circular o poligonal. Suelen estar asociadas a las �rdenes militares, quiz�s sean una referencia a la del Santo Sepulcro de Jerusal�n. En todo caso, las dos m�s significativas son la de San Vitale de R�vena y la de la Capilla Palatina de Aquisgr�n.
En lo concerniente a los monasterios caracter�sticos del Arte Rom�nico en Espa�a, a partir de Saint Gall se introduce el concepto del monasterio construido no en torno a la iglesia sino en torno al claustro. El claustro se destina a la oraci�n individual y al descanso recogido y en torno al mismo, adem�s de la iglesia se construyen las diversas dependencias de la vida mon�stica, sala capitular, dormitorios, comedores, bodegas, almacenes, etc. Fuera de ese espacio y dentro del recinto se levantaron las dependencias de servicio al monasterio, talleres, alojamiento de empleados del monasterio cuando los hab�a y albergues. Algunos monasterios del Arte Rom�nico en Espa�a eran d�plices, lo que obligaba a construir por separado las dependencias de ambos sexos.
Los protagonistas de la arquitectura del Rom�nico
El comitente: Era el cliente. Aquel para el que se realizaba la obra y la pagaba.
El te�logo: No siempre concurr�a. Era el dise�ador del programa iconogr�fico.
El arquitecto: No es una figura frecuente del Arte Rom�nico en Espa�a salvo en grandes monumentos como las catedrales y grandes monasterios, y no lo es porque el conocimiento romano se eclipsa y no se revitaliza hasta que no se traducen los textos romanos cient�ficos en la Escuela de Traductores de Toledo. Consiguientemente, la labor de la arquitectura en el Rom�nico es realizada en forma emp�rica, es decir, a partir de la experiencia y con s�lo planos de planta. El conocimiento te�rico del arquitecto del Rom�nico se reduce a la geometr�a.
El maestro de obras: Generalmente realizaba las tareas del arquitecto cuando �ste no particiapaba en el proyecto. Es el jefe de los equipos de los diferentes oficios. Puesto que la obra se constru�a en funci�n de su experiencia personal, el maestro estaba muy vinculado a la realizaci�n material.
El cillerero: Era el monje encargado del control de las obras en el monasterio.
La mano de obra no cualificada: No hay mucha informaci�n al respecto hasta el siglo XIV. En general estaba clasificada por gremio o tipo de actividad. En el C�ster, al principio, los propios monjes trabajaron a pie de obra, aunque pronto fueron sustituidos por los conversos. No obstante, la mayor cantidad de mano de obra en el Arte Rom�nico en Espa�a era laica.
Los picapedreros: En el �mbito del Arte Rom�nico en Espa�a eran los que realizaban el trabajo en las canteras. Trabajaban a las �rdenes del encargado. Su trabajo era controlado por el arquitecto o el maestro de obra que visitaba la cantera con asiduidad y que daba las directrices al encargado de la cantera. El maestro de obras en el Arte Rom�nico en Espa�a decid�a el material m�s id�neo y el lugar de donde obtenerse, controlando la extracci�n y la calidad de la piedra. Los bloques que sal�an de la cantera eran all� mismo desbastados para facilitar su transporte y ocasionalmente se realizaba el tallado final cuando la pieza no requer�a mayor elaboraci�n.
Los acarreadores: El medio natural de transporte hasta el destino era el carro tirado por pareja de bueyes o de caballos con ruedas de radios, casi siempre ferradas es decir guarnecidas con clavos de grandes cabezas para aumentar la adherencia. El Arte Rom�nico en Espa�a, ocasionalmente utiliz� el transporte fluvial y tambi�n ocasionalmente las calzadas romanas, pero lo habitual era el transporte por caminos que sol�an ser muy angostos y de barro. El transporte era un importante factor de coste que condicionaba la ubicaci�n del templo, ocasionalmente, el coste del transporte pod�a ser incluso mayor que el coste de los materiales. Con frecuencia el acarreo era realizado por las personas, tanto en el monumento como en peque�as distancias. Para la construcci�n de iglesias rom�nicas y monasterios se otorgaban beneficios espirituales invitando a las personas a realizar estos trabajos y tambi�n para aportar las carretas y animales.
Los canteros: Su trabajo comenzaba haci�ndose cargo de los materiales recibidos de la cantera, que guardaban en la casa de la obra, donde luego realizaban su trabajo, junto al edificio en construcci�n. En el Arte Rom�nico en Espa�a era uno de los gremios m�s numerosos en la obra. Sus herramientas eran el puntero, la maza, el pico y el hacha. Los canteros dejaban tres tipos de marcas: Las conocidas como marcas de cantero cuyo �nico fin era el determinar el trabajo realizado por cada uno. Las marcas de posici�n destinadas a colocar las piedras en el lugar y posici�n para las que se tallaron y que sol�an ubicar en lugares discretos (parte de atr�s, basa, etc.) y, sin sentido funcional, las marcas de grafito, signos o figuras caprichosas, grabadas en cualquier lugar y de las que las m�s frecuentes eran los tableros de juego de los propios canteros y otros obreros. De estos, el juego m�s popular era el alquerque, de nueve, doce o cinco en raya.
Los escultores: Realizaban las labores ornamentales sobre la piedra, ocasionalmente realizadas, con peor resultado, por los mismos canteros. Normalmente, en el Arte Rom�nico en Espa�a, trabajaban en la misma obra, pero ocasionalmente lo hac�an en otro lugar y con piedra diferente. No sol�an firmar las obras realizadas, aunque ocasionalmente registrasen su nombre seguido de Me fecit para indicar su autor�a o registrasen s�lo su firma al final de sus d�as profesionales cuando hubiesen alcanzado el grado de maestro, a lo que se llama Magister Signum. Estas anotaciones iban siempre acompa�adas de la fecha en que se registraban. Ocasionalmente el me fecit del Arte Rom�nico en Espa�a alude al comitente.
Areneros, poceros y caleros: Cuando exist�an en la obra, eran los responsables de suministrar a los alba�iles los elementos auxiliares de su trabajo: arena, agua y cal con los que se hac�an las mezclas. Estos elementos eran transportados por lo acarreadores.
Mazoneros o alba�iles: Eran los responsables de levantar los muros. Los hab�a de dos tipos: de tapiar y de asentar canto tajado. �ste colocaba los sillares y aqu�l realizaba los muros de cal y canto, mamposter�a y tapial. Trabajaban con escas�sima maquinaria y aunque dispon�an de maquinaria de elevaci�n, el m�todo generalmente utilizado en el Arte Rom�nico en Espa�a era el de plano inclinado.
Tejeros y pizarreros: Eran los responsables de la cubierta exterior y se llamaban as� en funci�n de que estuviese hecha de teja, de lajas de pizarra o de piedra.
Carpinteros: Eran los artesanos m�s importantes en la construcci�n dentro del �mbito del Arte Rom�nico en Espa�a, en la que la madera fue el material m�s empleado. La madera preferida era el roble. Su trabajo consist�a en motar los artilugios elevadores, los andamios, el cimbrado de arcos y b�vedas y las armaduras para los tejados. Su trabajo era clave en la estabilidad del edificio.
Pintores, vidrieros y herreros: Cuyo trabajo se relacionaba con la decoraci�n y remate final del edificio terminado.
Arte Rom�nico en Espa�a: Principales innovaciones tecnol�gicas
Durante la �poca del Arte Rom�nico en Espa�a, en la que se ha abandonado una gran parte de la tecnolog�a de construcci�n cl�sica, se producen dos grandes innovaciones:
En primer lugar, el uso de la energ�a hidr�ulica, aut�ntica revoluci�n de la �poca, con sus usos en el movimiento de m�quinas, y
El desarrollo de gr�as para elevaci�n de materiales, basadas la mayor�a en la caja de ardilla o caja de rat�n semejante a las que podemos encontrar hoy en jaulas de etos animales y en cuyo interior caminaban obreros consiguiendo un movimiento con el que funcionaba la gr�a.
Entre las aplicaciones de la hidr�ulica se encuentra la sierra hidr�ulica, utilizada desde principios del siglo XIII para el corte de materiales.
Arte Rom�nico en Espa�a: Materiales y t�cnicas constructivas
Durante esta �poca se produce una normalizaci�n de las t�cnicas y de los procesos de ejecuci�n, el tama�o de los sillarejos se reduce al que permita su traslado por un hombre subiendo por una pendiente de uso universalizado y tambi�n son comunes los detalles de coronaci�n de los muros y de las aperturas de huecos. Todo hace pensar en unas reglas constructivas uniformes en toda Europa, no s�lo en el Arte Rom�nico en Espa�a.
Los muros del Rom�nico se levantan con piedra. Cuando existen recursos suficientes el sillar incluso se almohadilla, cuando no hay recursos los muros se levantan con mampuestos que ser�n ocultados con la pintura del exterior, ocasionalmente se utiliza la piedra s�lo para el �bside.
En alguna regi�n en que existe ausencia de piedra se emplear� el ladrillo.
Las primitivas f�bricas del Arte Rom�nico en Espa�a ten�an una estructura de tres hojas, empleando el sillar para los apoyos principales y el sillarejo en los muros de relleno, compactando el interior de las dos hojas de siller�a con ripio y mortero de cal.
Ya en el siglo XII se empiezan a separar las hiladas con gruesas juntas de mortero de cal, de uno a dos cent�metros, con el fin de que los lechos de mortero establecieran la uni�n entre la parte interior y los paramentos asegurando as� la duraci�n del muro sin resquebrajaduras.
Principales edificios religiosos
Arte Rom�nico en Espa�a
La arquitectura del Rom�nico en Espa�a se distingue por la densidad y variedad de sus monumentos. No es significativa la cantidad de edificios principales, pero es alto el n�mero de edificios discretos, destacando el pintoresquismo de buena parte de sus emplazamientos.
Aunque en arquitectura es fuerte la influencia francesa, tambi�n es importante la influencia del Arte Rom�nico en Espa�a en otros paises.
Arte Rom�nico en Espa�a: Siglo XI
La primera arquitectura del Arte Rom�nico en Espa�a, en la pen�nsula, es la de los lombardos en territorios catalanes, incluyendo en los mismos la zona del Rosell�n.
Incluso anterior a los lombardos es San Mart�n de Canig� en el Rosell�, primer templo con tres naves abovedadas sin ayuda de fajones, aunque en este milagro influye la peque�ez del templo. En el Rosell�n, junto a San Mart�n, hay que citar a San Miguel de Cuix�, de caracter�sticas semejantes y una primera talla mariana.
De la misma �poca del Arte Rom�nico en Espa�a, anterior a los lombardos, es San Pere de Rodas, con precedente moz�rabe y tres �bsides parab�licos, el central con amplia girola, con un importante sistema de contrarresto interior a base de arcos fajones apeados en dos pisos de columnas exentas con sus correspondientes capiteles. Una obra maestra de su �poca.
Ya en el periodo lombardo, con torres campanario de planta cuadrada y varios pisos en los que se van incrementando los vanos para aligerar peso, con bandas lombardas (lesenas) y cornisas de arquillos, destacan las construcciones del Valle de Bo� en el pirineo ilerdense de entre las que destaca San Clemente de Ta�ll, con �bsides sobrios y ausencia de contrafuertes, aliger�ndose en el interior por medio de una corona de nichos. De esta �poca y lugar destacan tambi�n San Pedro de Ponts y San Pedro de Casseres, �sta en Gerona.
La obra magna de este lombardo catal�n es, sin duda, Santa Mar�a de Ripoll, en Gerona, emblema del Arte Rom�nico en Espa�a, que aunque fuertemente restaurada se permite todav�a asombrarnos con sus cinco naves, siete �bsides y un crucero en forma de tau.
Los lombardos llegaron tambi�n a Arag�n donde dejaron diversas muestras de las que sobresale San Pedro de L�rrede, en Huesca, claro, en el Serrablo. En esta �poca del Arte Rom�nico en Espa�a, Sancho III el Mayor revoluciona Arag�n abriendo las puertas a los peregrinos e influencias francesas y amparando a Cluny. Los resultados de su trabajo influyen en Navarra y en Castilla y Le�n.
En Navarra se consagra en 1.057 un primer monumento, San Salvador de Leyre, provisto de tres naves y tres �bsides y una formidable t�cnica de labrado, acompa�ada de una cripta con claras connotaciones arquitect�nicas isl�micas.
De entre 1.063 y 1.080 es la catedral de Jaca. Monumento de ascendencia sobre Iguacel, Santa Cruz de la Ser�s y Loarre en Arag�n, y quiz�s tambi�n sobre otras de Castilla y Le�n. De planta basilical, con tres �bsides, de los que s�lo se conservan los laterales, crucero, alternancia de pilares compuestos y columnas exentas, con c�pula semiesf�rica elevada en el crucero sobre cuatro arcos torales, nervada, quiz�s influida por los moz�rabes de San Mill�n de la Cogolla, y tr�nsito desde la planta cuadrada por medio de trompas. Canecillos de rollo en el exterior y cabecera envuelta por columnas adosadas.
En Castilla, en fecha m�s temprana que Jaca, se levanta la cripta de San Antol�n en la actual catedral de Palencia y la primitiva iglesia de San isidoro de Le�n de la que apenas quedan restos, emblem�tica entre las iglesias del Arte Rom�nico en Espa�a.
Fue Do�a Mayor, viuda del precitado Sancho III el Mayor, quien fund� y dot� el monasterio de San Mart�n de Fr�mista en Palencia, cuya planta reproduce la de la catedral de Jaca. Con tres naves de igual altura es una iglesia sal�n como abundan en Francia y fachada rodeada de torres cil�ndricas, de conformidad con los m�s puros c�nones carolingios. Con c�pula en el crucero, resuelta en forma de cimborrio octogonal por fuera y, en general, un gran equilibrio de vol�menes, es templo del Arte Rom�nico en Espa�a que influye en otros, entre los que destaca Due�as.
Para 1.090 se decide ampliar San Isidoro de Le�n encarg�ndose el proyecto al arquitecto Petrus Deustambem. Con crucero no alineado, carece de cimborrio, b�veda de ca��n con fajones en la nave mayor y de arista en las laterales con apertura de ventanas en �stas. Los arcos lobulados del crucero denotan un evidente andalucismo.
Alfonso VI patrocin� el inicio de las obras de Arte Rom�nico en Espa�a en Santiago, adem�s de proteger a los cluniacenses que elevaron en Sahag�n un soberbio cenobio, matriz de la orden en Espa�a y del que no quedan restos.
Arte Rom�nico en Espa�a: Siglo XII
En Catalu�a disminuye la aportaci�n de grandes hitos. Proliferan los claustros, como el de Sant Cugat del Vall�s, y los de las catedrales de Elna y de Gerona. Y tambi�n se construye la Seo dUrgell cuya cabecera est� definida para atender necesidades defensivas. Con un gran �bside central y un muro de crucero recto en el que se abren cuatro absidiolos a modo de hornacinas. Con torres en los extremos unidas por una galer�a colocada sobre los �bsides, evidenciando una comuni�n entre lo religioso y lo militar.
Es la �poca de las repoblaciones y de la gran proliferaci�n de iglesias rom�nicas rurales y tambi�n de los claustros y de las torres. Es as�mismo el momento en que el C�ster sustituye a Cluny en la construcci�n de templos.
Se amuralla �vila, dejando fuera la mayor�a de sus iglesias rom�nicas y se levantan los cimborrios gallonados de Zamora, Toro y Salamanca como consecuencia de la fusi�n de las influencias francesas con la peregrinaci�n a Santiago desde el sur por la mal llamada V�a de la Plata.
Arte Rom�nico en Francia
Hasta el segundo milenio, la arquitectura francesa permanece fiel a los criterios carolingios, comenzando un desarrollo propio a partir de esa fecha por la influencia cluniacense.
El primer edificio de la iglesia abacial de Cluny, el de 910 no se distingu�a ni por su importancia ni por sus dimensiones. Era una capilla de una sola nave con una estructura en forma de torre al este.
Cluny II, 954 a 981, era una bas�lica columnada, de planta cruciforme y tres naves. Presbiterio alargado con �bside semicircular y absidiolos en prolongaci�n de las naves laterales con sus correspondientes capillas y criptas llamadas as� en Cluny a unas peque�as capillas rectangulares en el presbiterio de los absidiolos, destinadas a la penitencia de los monjes. El altar se levantaba en el centro de la nave, en zona reservada a los legos. Originalmente de cubierta plana, se cubri� despu�s con b�veda de ca��n en el siglo XI. Ten�a una galilea (n�rtex) mayor que la anchura de los muros laterales, recordando el westwerk carolingio.
A estilo de Cluny se construyen Romainmotier en Suiza, Charlieu y la primera iglesia de La Charit� sur Loire con la salvedad de que en todas ellas desaparecen las criptas.
Poco despu�s del a�o mil se construye San Filiberto de Tournus con galilea semejante a Cluny II, pero ajustada a los muros laterales. Hecha en mamposter�a, con dos pisos, planta de tres naves, en ella, la complejidad espacial del arte carolingio queda relegada a favor de un orden espacial acompa�ado de una idea de fuerza.
A San Filiberto la sigue en orden cronol�gico (997-1.015) y de importancia San Mart�n de Tours, de cuya iglesia no queda nada. Es el primer ejemplo de girola con corona de capillas, al que hay que remitir las grandes catedrales y las iglesias rom�nicas de peregrinaci�n.
En la segunda mitad del siglo XI cada regi�n de Francia desarrolla un estilo constructivo propio:
La primera en hacerlo es Normand�a, con gran alargamiento de la nave, escasa anchura, alturas hasta de tres niveles, divisi�n espacial de la nave, altas torres en la fachada occidental y dos absidiolos en torno al �bside central. El estilo normando es llevado a Inglaterra por Guilermo el Conquistador; en Francia sus princiaples iglesias son la abacial de Jumieges (2�), la Sant�sima Trinidad de Caen y la abacial de Mont Saint Michel.
El esplendor del estilo normando termina a finales de siglo, momento en que empiezan a florecer las escuelas de las restantes regiones que ocupar� todo el siglo XII.
La escuela provenzal se desarrolla en torno a Arles y Avi��n, con iglesias rom�nicas de una y de tres naves, b�vedas de ca��n y pesadas masas arquitect�nicas. De ellas destaca San Tr�fimo de Arl�s. De mediados del siglo XII, planta longitudinal de triple nave, b�veda de ca��n apuntada en la nave central y de ca��n de medio punto en las laterales, posici�n elev�disima de las ventanas, muy peque�as, apenas dejan pasar la luz. Ausencia de decoraci�n en el interior.
En el Poitou se crea la iglesia sal�n, con crucero, �bside con deambulatorio, o girola y capillas radiales, con b�veda de ca��n en la nave central, dividida por arcos fajones, que carga sobre pilares formados por cuatro columnas adosadas, siendo este soporte caracter�stico de esta escuela. La ornamentaci�n interior es escasa, pero en el exterior es casi excesiva. Su principal monumento es la iglesia de Notre Dame la Grande, en Poitiers, construida en el 1.100.
Las zonas de la Auvernia y el Languedoc desarrollan tipos de iglesia semejantes, son iglesias de sal�n, con naves laterales altas sobre las que se incorporan tribunas bajas, lo que dificlta la presencia de la luz al ser la nave central s�lo ligeramente m�s alta. Aunque desde el exterior la configuraci�n de sal�n es obvia, en el interior la presencia de las tribunas hacen pensar m�s en plantas basilicales. Es caracter�stica la presencia de amplio crucero, girola con capillas radiales en torno al �bside y arcos apoyados en pilares cuadrangulares con columnas adosadas a cada unos de sus lados. B�vedas de ca��n en todas las partes de la iglesia, torre maciza sobre el centro del crucero e interiores severos y sombr�os. El prototipo es la iglesia de Notre Dame du Port de Clermont Ferrand en Auvernia y en Languedoc las iglesias rom�nicas m�s importantes son Saint Sernin de Toulouse y Sainte Foy de Conques.
Saint Sernin de Toulouse es una de las mayores iglesias del rom�nico franc�s, con cinco naves, gran longitud de la nave de doce tramos y �bside muy prolongado con girola y capillas radiales. Las naves laterales interiores se prolongan en el crucero, en cuyo lado este se ubican dos nuevas capillas a cada lado con sus corespondientes �bsides. El cimborrio del crucero es el grandioso remate exterior al conjunto.
Sante Foy de Conques sigue el modelo, pero con una mayor verticalidad interior y una clara influencia normanda en la entrada en donde parece repetir el modelo de Caen.
El modelo aquitano se distingue por su originalidad: iglesia de una sola nave cubierta de c�pulas semiesf�ricas que descansan en pilares coronados por arcos de medio punto mediante la introducci�n de las pechinas. El prototipo es la iglesia de Moissac, cuyas c�pulas se hundieron al poco tiempo. Destacan tambi�n la iglesia de Souillac y San Pedro de Angulema.
Finalmente, Borgo�a vuelve a dar nueva lecci�n a finales del siglo XI y principios del XII en que alumbra las obras m�s audaces de la arquitectura de Occidente incorporando su gran concepto de las bas�licas abovedadas, proveniente de Cluny, donde un nuevo y gigantesco edificio sustituir� a la segunda construcci�n, la de Mayolo.
Pero antes se hab�a construido San Esteban de Nevers, una iglesia que influy� en la escuela de la Auvernia. Su interior es de los m�s bellos del Rom�nico franc�s. La soberbia y alt�sima nave central recibe tan poca luz que al entrar en la iglesia apenas pueden percibirse los detalles. La b�veda, de ca��n, est� sumida en la penumbra. No hay otros elementos visibles que las ventanas del �bside, por ello, la claridad va aumentando a medida que se avanza hacia �l. La parte m�s importante de la iglesia recibe la luz m�s densa. San Esteban, por otra parte sustituye el triforio de la girola por la serie de arcos ciegos; un concepto que har� suyo la escuela de Borgo�a.
Asolada en la Revoluci�n Francesa, Cluny III ten�a cinco naves, dos cruceros con �bsides en sus brazos y un coro (�bside central) semicircular con girola y cinco capillas. El mismo p�rtico occidental ten�a tres naves.. Abovedada en todas sus partes, la nave central y los brazos del crucero ten�an b�veda de ca��n apuntado con arcos fajones, en las naves laterales b�veda de arista, y en el crucero b�vedas de cascos octogonales sobre trompas tipo pechinas y sobre las que en el exterior se elevaban torres de varios pisos. La estructura vertical de la nave principal y de los cruceros era de tres pisos. La longitud e la nave era de 187 metros.
Fue la mayor de entre las iglesias rom�nicas del occidente medieval, mayor incluso que la bas�lica paleocristiana de San Pedro de Roma que era la existente en su �poca, compitiendo con ella con sus cinco naves, dejando as� entrever las pretensiones de la orden.
Cluny III no era un protipo de la escuela de Borgo�a pues incluy� influencias de otras partes alejadas, pero s� influy� en las siguientes construcciones de Borgo�a, de las que destacan Paray le Monial, La Charit� sur Loire, Autun y Vezelay, �sta importante foco de peregrinaci�n simult�neo a Santiago. En la Charit� sur Loire se inicia la pr�ctica de construir con grandes bloques tallados.
Arte Rom�nico en Alemania
El estilo nacional germano, posterior a los otones, que se denomina de los emperadores salios, adquiere una fisonom�a concreta e independiente, distinta de la de los dem�s paises. No necesita sus dictados, ni la del arte palocristiano o bizantino, sino que bebe en sus propias fuentes, se basa en lo creado por s� mismos. Aunque abierta a influencias ocasionales, para su �poca es una arquitectura de vanguardia. La zona m�s activa es Renania.
La principal obra es la catedral de Espira, considerada, junto con Cluny uno de las iglesias rom�nicas m�s importantes del siglo XI, representativos de la guerra entre el imperio y el papado (representado en este siglo por Cluny).
La catedral de Espira se inicia en 1.030 por Conrado II y se acaba en 1.061 por Enrique III, aunque tuvo grandes restauraciones con Enrique IV, siendo finalmente restaurada ampliamente en el siglo XIX. Con Espira se introduce por primera vez en todo el medievo el abovedamiento de la nave de las grandes iglesias rom�nicas, realizado en este caso con b�vedas de arista.
Las catedrales de Maguncia y Worms son seguidoras inequ�vocas de Espira. Los exteriores, ricamente articulados con lesenas, arcos ciegos, frisos de arcos y pasadizos son t�picos del Rom�nico tard�o alem�n e integran los distintos elementos en un conjunto de perfecta plasticidad.
La evoluci�n de las iglesias rom�nicas alemanas parti� de cuerpos de naves de dos pisos y aspecto de caj�n a los que se ados� en el lado este un transepto y, con frecuencia otro en el oeste, siguiendo la tradici�n carolingia, con tribunas perimetrales.
Adem�s del cimborrio, aparecen tambi�n sendas torres enjutas flanqueando la cabecera constituyendo as� en el lado oeste un contrapeso a las tres torres del lado este, incluso en alguna ocasi�n, como en Tr�veris, al lado oeste se le a�adi� un �bside.
Sobre los cuerpos de las naves, techados inicialmente sin excepci�n con cubiertas planas, se construyeron b�vedas de arista a partir del siglo XI. En el alzado, diidido en dos partes mediante arcadas y claristorio, se incorpor� un triforio sobre columnitas y se introdujeron las tribunas en lo que se evidencia la aceptaci�n de una influencia francesa.
Salvo peque�as variaciones, no se introdujeron cambios en la planta y en los elementos arquitect�nicos durante dos siglos, con la notable excepci�n de la Colegiata de Santa Mar�a en el Capitolio en Colonia donde se introdujo el �bside trilobulado...
En un elevado n�mero de iglesias rom�nicas existe una cripta con b�vedas de arista bajo la cabecera � bajo la parte oeste, estas criptas recogen la idea del culto al emperador procedente de la �poca de Ot�n el grande.
Un grupo importante de iglesias rom�nicas, entre el que se encuentra la abad�a de San Benito de Alpirsbach, se sometieron a la denominada Reforma de Hirsau, inspirada en Cluny,. Sus edificios son bas�licas hip�stilas de dos pisos con cubiertas planas, transepto saledizo y �bside tripartito. Son t�picos en ellas los pilares en el tramo del cuerpo de naves situado inmediatamente detr�s del crucero, marcando el l�mite entre el coro alto y el �chorus minor�.
Arte Rom�nico en Inglaterra
Con la salvedad de la abad�a de Westminster, mandada erigir por Eduardo el Confesor en 1.045/1.050, de caracter�sticas normanda, en este campo, la historia comienza con la conquista de 1.066 y el inicio de la construcci�n de iglesias rom�nicas con una clara influencia normanda, manifestada incluso en la inserci�n de inscripciones. Las principales influencias proceden de Jumieges y de Caen.
Las dos iglesias rom�nicas principales son la catedral de Durham y la abacial de Saint Albans junto con la catedral de Canterbury, ordenada construir a semejanza de la de Caen por el primado Lanfranc al hacerse titular del solio.
En la mayor�a de estos edificios se fracas� a la hora de construir las b�vedas, dejando techados planos, as�mismo, el g�tico introdujo importantes cambios.
La construcci�n de estos templos dur� hasta el siglo XII en que el C�ster se impone con sus sobrios edificios.
Arte Rom�nico en Italia
La variada arquitectura rom�nica italiana, siglos XI y XII, deja ver la influencia del poder de la �pca sobre la misma.
Como resultas de la conquista del reino longobardo y del compromiso imperial en la defensa de los territorios papales, Italia septentrional y central se ven influenciadas por las corrientes de los imperios alem�n y franc�s. Influencia que en la zona norte se diluye con el Conflicto de las Investiduras y con el desarrollo del comercio del Adri�tica en manos venecianas.
El m�s bello resultado de este auge comercial es la construcci�n de San Marcos de Venecia, reconstrucci�n iniciada en 1.063 de una sencilla bas�lica del siglo X, sustituida por una gran iglesia de c�pulas con planta de cruz griega copia de la de los Ap�stoles en Bizancio, influencia �sta, la bizantina, que se ve otra vez reflejada en los mosaicos y en la fachada. Es una iglesia rom�nica ausente de los criterios de la arquitectura occidental.
Por otra parte, los maestros de obra lombardos se dejaron influenciar en sus construcciones por todas las principales construcciones y estilos, desde San Pedro el Viejo en Roma hasta Jumieges en Francia, pasando por las construcciones centrales de R�vena. Fruto de su trabajo son las catedrales de M�dena y Piacenza concebidas desde el origen como iglesias rom�nicas de tribunas de tres pisos, Murano y Parma, San Zeno Maggiore en Verona y San Abundio en Como, con una arquitectura tendente al doble muro en las fachadas, y ausencias de b�vedas � b�vedas de arista, con ocasional estructura de tejado a la vista � de techos planos. San Abundio de Como, con cinco naves, es una bas�lica hip�stila carente de transepto y con el vigamen del techo a la vista. Los lombardos participaron tambi�n en la construcci�n de San Ambrosio de Mil�n, un conjunto levantado a lo largo de siglos, con todas las innovaciones propias de cada momento, y en San Miguel de Pav�a, la iglesia rom�nica donde se coronaban los reyes lombardos.
En Toscana se sigui� construyendo el tipo de bas�lica hip�stila sin transepto, ennobleciendo la estructura forr�ndola con placas de marmol que forman dibujos geom�tricos. Es el caso de San Minniato al Monte de Florencia, la mejor representaci�n del Rom�nico toscano, y de su Baptisterio de San Juan. En competencia mar�tima con Venecia, Pisa inici� la construcci�n de su catedral, que no acab� hasta el siglo XIII, torres y baptisterio s�lo un a�o despu�s del inicio de las obras de San Marcos. La catedral consta de cinco naves en un conjunto de bas�lica hip�stila de extraordinaria altura, techada con cubiertas planas, con un transepto de tres naves, muy saliente y crucero con c�pula, antecoro y un �bside. La nave central posee pseudotribunas, es decir, tribunas sin suelo y un peque�o claristorio y en su fachada hay cinco �rdenes de arcos superpuestos.
A�os antes, entre 1.041 y 1.063, los normandos, ahora cristianizados, conquistaron Apulia y Calabria, permaneciendo igualmente en Sicilia hasta 1.091 a donde hab�an llegado en 878.
En lo que hab�a sido la residencia del gobernador bizantino en Apulia, levantaron la iglesia de San Nicol�s, en Bari, con el lujo de lo aprovechado y con clara influencia del Norte, resultando una bas�lica con columnas y con cubiertas planas, con columnas pareadas y con modelos lombardos en el exterior.
En Sicilia, por el contrario, los normandos se dejaron influenciar por el islam y por los bizantinos, levantando tres monumentos de sorprendente belleza, la capilla palatina de Roger II en Palermo, la catedral de Monreale y la catedral de Cefal�, iglesias rom�nicas en las que subsisten connotaciones arquitect�nicas n�rdicas.
Taller de La Losa
(Basado, tambi�n, en varias obras de la Biblioteca del C�rculo Rom�nico)
(Ver Nota 10 sobre Cr�ditos de Fotos en el Comunicado N� 0 en Rinc�n del Usuario)
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