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Arquitectura y Arte Románico en España: La Jerusalén Celestial

Dentro del Arte Románico en España, la arquitectura religiosa constituye una de las expresiones más prolíferas e indiscutiblemente preponderantes.

Nota General: Las palabras que aparecen en los textos en color pajizo contienen enlaces. Haga click sobre ellas para obtener información adicional.

Arquitectura religiosa: Iglesias románicas

Formas geométricas

Imagínate una esfera, la esfera celestial, es el macrocosmos, el símbolo de la divinidad en el Arte Románico en España.

Imagínate ahora un recinto cerrado de base rectangular, a la que vamos a llamar nave, como ves no es el macrocosmos. En las iglesias románicas que vamos a construir los fieles van a ocupar su lugar en esa nave, es lo que llamamos microcosmos. De la combinación adecuada de los elementos de la esfera con los elementos del recinto rectangular o nave va a surgir el templo, un templo cristiano, una Jerusalén celestial en la que se van a combinar correctamente los precitados elementos simples, en armonía. Sólo esos elementos simples.

Si la esfera de estas iglesias románicas que hemos descrito es una esfera hueca de piel ancha, gorda, y la partimos por la mitad, nos queda algo que mirándolo desde arriba será una especie de cúpula y desde abajo, su gruesa piel nos ofrecerá un círculo cerrado, un círculo que definirá la forma de las columnas sobre las que se asentarán los arcos de que dotemos a nuestra iglesia.

Volviendo a nuestra media cúpula repetimos el partirla por la mitad, tendremos así un cuarto de esfera que no es otra cosa que una bóveda de horno para situar encima de un ábside y decorar su interior con las imágenes más importantes, el Pantócrator, etc. Pero si a este cuarto de esfera, en lugar de mirarla desde arriba lo hacemos desde abajo, veremos un arco semicircular en cada lado. A este arco semicircular le llamamos “arco de medio punto”; usaremos los arcos de medio punto de muchas formas en nuestra iglesia, pero siempre descansando sobre columnas circulares, no directamente, porque entre el arco y la columna casi siempre pondremos un capitel.

Conforme a las premisas del Arte Románico en España, usaremos el arco de medio punto para adintelar ventanas, para conformar las puertas de entrada al templo, para adornar esas puertas, como se merecen, formando arquivoltas, en las que esculpiremos, y para mejor distribuir el peso del tejado sobre los muros. A esos arcos los llamaremos arcos formeros cuando los usemos para separar los espacios en la parte rectangular, o arcos fajones si los usamos para reforzar la sustentación de la bóveda unidos a la misma. Y cuando los usemos para unir o separar, según se mire, la parte rectangular de la parte divina, entonces los llamaremos arco triunfal.

Los arcos de medio punto del Arte Románico en España tienen una característica, se dibujan de un solo trazo a partir de un único centro. Son los arcos usados por lo cluniacense al construir el Románico pleno y fueron sustituidos por el arco apuntado en el Románico cisterciensse. El arco apuntado del Arte Románico en España se dibuja a partir de dos centros y lo forman dos segmentos de arco de diferentes circunferencias. Cuando usamos un arco apuntado las cargas se distribuyen mejor y el arco es más resistente, lo que, por otra parte, permite mayores elevaciones. Cuando no usamos el arco apuntado en el Arte Románico en España y no existen otros sistemas de distribución de las cargas como se añadieron en el gótico, el peso de la parte alta puede requerir que los muros en que se apoya se refuerce con contrafuertes.

Pero volvamos a nuestro cuarto de esfera y proyectemos hacia abajo, en línea recta el medio círculo inferior, nos quedará algo como si fuese la mitad de un tubo o cilindro en cuya parte superior hay lo que hemos llamado una bóveda de horno.

Cuando este conjunto está adosado a la parte rectangular y separado de ella, o unido a ella, sólo por el arco triunfal, a este conjunto de Arte Románico en España lo llamamos ábside, ábside semicircular y sirve para alojar en su interior la parte divinizada del templo, las imágenes y el altar básicamente.

Como mucho, en el Arte Románico en España, el ábside es de la misma altura total que la parte rectangular, aunque por lo general es más bajo; siempre colocaremos una ventana en el centro del muro del ábside y a veces otra a cada lado, pero siempre colocaremos la del medio y la ubicaremos a una altura adecuada para que cuando salga el sol la luz ilumine el altar, porque nuestra iglesia está orientada, es decir, la cabecera del eje transversal que recorre el ábside y la nave, que coincide pues con el centro de ábside y de la ventana, apunta al Este. Será un ventanuco estrecho no muy alto, quizás abocinado y con pequeñas columnitas a los lados con sus correspondientes capiteles para sustentar el arco de medio punto que culmine la ornamentación de esta ventana dando la bienvenida al Creador, porque de eso se trata, de hacer que la luz creadora de las formas entre por ella al iniciarse el día. Y no será muy grande, para permitirnos una cierta penumbra con la que poder concentrarnos más en nuestras oraciones y quizás también por motivos defensivos. Pero no hay cristal, todavía no se ha inventado en el Arte Románico en España o introducido en la zona cuando hacemos la iglesita, y por eso usaremos alabastro, cuyo material traslúcido nos permitirá tener luz y guarecernos.

Si la iglesia en el Arte Románico en España es pequeñita, tendrá una sola planta, es decir, en nuestra nave sólo habrá un espacio de pared a pared, de muro a muro, donde estarán los fieles y en su techo usaremos una bóveda de cañón para lo que volvemos a nuestro cuarto de esfera al que hemos llamado bóveda de horno y que estamos usando en el ábside y al igual que hicimos para el ábside volveremos a proyectar en linea recta el lado que nos quedaba, con lo que volvemos a obtener una especie de medio tubo o medio cilindro, en este caso horizontal, a lo que llamamos bóveda de cañón y que haremos descansar sobre las paredes laterales de la parte rectangular. Esta bóveda de cañón, típica del Arte Románico en España, será después apuntada, o sustituida por pequeñas bovedillas con nervaduras en el Románico tardío.

Con la adición de algunos nuevos ventanucos en las paredes, similares al del ábside, y de la puerta, se habrá casi terminado el pequeño templo, pura y exclusiva combinación de formas redondeadas con el rectángulo de la nave.

Faltaría un elemento ocasionalmente exento, el campanario, que los monjes cisterciencienses sustituirán por la espadaña.

La obra que acabamos de hacer, el pequeño templo no tiene cimientos, que sólo serán usados en grandes iglesias románicas tipo catedral. Lo que tendrá en su lugar es una sólida base de piedras de mayor tamaño y dureza que estarán en parte introducidas en el suelo. También característico en el Arte Románico en España, ocasionalmente se aprovechará el desnivel para construir una pequeña cripta por debajo de la nave en la que depositar y venerar las reliquias de los santos de lo que la iglesita hará gala.

Si la iglesia es más grande habrá más ábsides, llamados absidiolos por ser laterales al principal y generalmente más pequeños. Aunque no siempre, en el Arte Románico en España, generalmente el número de absidiolos será par para constituir un conjunto simétrico. Es excepcional encontrar siete ábsides por lo que habitualmente serán tres ó cinco en total.

Dentro del ábside principal, y a veces con algún otro absidiolo incorporado, las grandes iglesias románicas de peregrinación disponen de un especio llamado deambulatorio alrededor del altar principal por donde transcurren los peregrinos ordenadamente para visitar las reliquias del santo.

Junto al arco triunfal puede haber un transepto, es decir, una nueva superficie rectangular que cruce la nave principal formando una planta con forma de cruz latina. A la zona de intersección se le llama crucero y sobre ella se ubica la cúpula sustituida a veces por un lucernario. La cúpula de esta construcción del Arte Románico en España es de forma de media esfera invertida, como se ha indicado más arriba, y para distribuir el peso sobre las columnas esquinadas se apoya en las pechinas.

El transepto puede albergar los absidiolos laterales formando capillas. Cuando hay absidiolos pero no hay transepto, los absidiolos forman presbiterios menores sobre las naves laterales en que se ha dividido la iglesia. La separación entre la nave central y las laterales, siempre bajo criterios de simetría, se realiza mediante lineas de arcos formeros paralelos a las paredes de la iglesia.

Arte Románico en España: Otros componentes

Cuando la iglesia sólo tiene una nave, en sus paredes se abren ventanucos verticales u óculos redondos. También habrá generalmente un óculo redondo, ausente de decoración, en la pared posterior es decir, en la del oeste. Pero si hay más de una nave, la nave central es más alta para permitir la existencia de ventanas en las paredes que sobrevuelen los tejados de las naves laterales, es lo que se llama claristorio.

Es posible encontrar iglesias románicas de las llamadas de salón, formadas por tres naves de la misma altura e iluminadas desde las paredes exteriores.

Siempre, el tejado es a dos aguas y su unión con los muros permite la ubicación de los canecillos.

En la zona Oeste, es decir, en la zona más alejada del presbiterio, hay ocasionalmente un segundo transepto, más popular en iglesias románicas de otros piases, Alemania y Francia. En esta zona, en Alemania especialmente, se construyó el westwerk una zona, de hasta tres plantas, dedicada a acoger diversos servicios, pero especialmente a alojar al emperador en su visita a la iglesia. Su existencia representa a la Iglesia militante frente a la Iglesia triunfante ubicada en el presbiterio.

En esa zona se ubica la pila bautismal, cuando no requiere como en el caso italiano de edificio separado en las grandes ciudades, es el denominado baptisterio.

Las grandes iglesias románicas, como las catedrales y grande abadías unieron a su fachada oeste una torre a cada lado realzando su importancia.

El nártex, a veces llamado galilea, es también una incorporación a las iglesias románicas consistente en una especie de porche de magnífica decoración y configuración ubicado a la entrada de la fachada Oeste. El acceso en el nártex suele estar partido en sentido vertical para mejor sustentación de lo superior mediante una columna decorada llamada parteluz. Obviamente, cuando existe toda esta construcción en el lado Oeste es porque existe una puerta de acceso en esa zona, que, a veces, es la principal.

Con frecuencia existe una puerta en el lado Norte, pequeña, que da acceso al cementerio que pudieran tener adosado a la iglesia y en los monasterios, la puerta del lado este es la que suele conducir al claustro.

En el siglo XIII a las iglesias románicas castellanas se las unió la galería que las hace tan atractivas. Normalmente formadas por una arcada de siete elementos y la entrada, con profusa decoración y ubicada en el lado sur. Aparte del embellecimiento y mejor dotación catecumenal, servían para guarecer a los fieles y eran lugar de encuentro cotidiano de los mismos.

Las iglesias románicas estaban hechas para perdurar, por lo que los materiales perecederos como la madera eran sólo utilizados en los entramados de los tejados. Se tendía a una construcción noble, de piedra, especialmente para el ábside. Cuando los recursos no eran suficientes se acudía al mampuesto que luego se enfoscaba y pintaba por fuera. Los muros de piedra a menudo eran rellenados de mampuesto en el interior de los mismos.

Junto al Románico clásico existían otras iglesias llamadas de nave central en las que el altar estaba en el centro y la nave tenía forma circular o poligonal. Suelen estar asociadas a las órdenes militares, quizás sean una referencia a la del Santo Sepulcro de Jerusalén. En todo caso, las dos más significativas son la de San Vitale de Rávena y la de la Capilla Palatina de Aquisgrán.

En lo concerniente a los monasterios característicos del Arte Románico en España, a partir de Saint Gall se introduce el concepto del monasterio construido no en torno a la iglesia sino en torno al claustro. El claustro se destina a la oración individual y al descanso recogido y en torno al mismo, además de la iglesia se construyen las diversas dependencias de la vida monástica, sala capitular, dormitorios, comedores, bodegas, almacenes, etc. Fuera de ese espacio y dentro del recinto se levantaron las dependencias de servicio al monasterio, talleres, alojamiento de empleados del monasterio cuando los había y albergues. Algunos monasterios del Arte Románico en España eran dúplices, lo que obligaba a construir por separado las dependencias de ambos sexos.

Los protagonistas de la arquitectura del Románico

El comitente: Era el cliente. Aquel para el que se realizaba la obra y la pagaba.

El teólogo: No siempre concurría. Era el diseñador del programa iconográfico.

El arquitecto: No es una figura frecuente del Arte Románico en España salvo en grandes monumentos como las catedrales y grandes monasterios, y no lo es porque el conocimiento romano se eclipsa y no se revitaliza hasta que no se traducen los textos romanos científicos en la Escuela de Traductores de Toledo. Consiguientemente, la labor de la arquitectura en el Románico es realizada en forma empírica, es decir, a partir de la experiencia y con sólo planos de planta. El conocimiento teórico del arquitecto del Románico se reduce a la geometría.

El maestro de obras: Generalmente realizaba las tareas del arquitecto cuando éste no particiapaba en el proyecto. Es el jefe de los equipos de los diferentes oficios. Puesto que la obra se construía en función de su experiencia personal, el maestro estaba muy vinculado a la realización material.

El cillerero: Era el monje encargado del control de las obras en el monasterio.

La mano de obra no cualificada: No hay mucha información al respecto hasta el siglo XIV. En general estaba clasificada por gremio o tipo de actividad. En el Císter, al principio, los propios monjes trabajaron a pie de obra, aunque pronto fueron sustituidos por los conversos. No obstante, la mayor cantidad de mano de obra en el Arte Románico en España era laica.

Los picapedreros: En el ámbito del Arte Románico en España eran los que realizaban el trabajo en las canteras. Trabajaban a las órdenes del encargado. Su trabajo era controlado por el arquitecto o el maestro de obra que visitaba la cantera con asiduidad y que daba las directrices al encargado de la cantera. El maestro de obras en el Arte Románico en España decidía el material más idóneo y el lugar de donde obtenerse, controlando la extracción y la calidad de la piedra. Los bloques que salían de la cantera eran allí mismo desbastados para facilitar su transporte y ocasionalmente se realizaba el tallado final cuando la pieza no requería mayor elaboración.

Los acarreadores: El medio natural de transporte hasta el destino era el carro tirado por pareja de bueyes o de caballos con ruedas de radios, casi siempre ferradas es decir guarnecidas con clavos de grandes cabezas para aumentar la adherencia. El Arte Románico en España, ocasionalmente utilizó el transporte fluvial y también ocasionalmente las calzadas romanas, pero lo habitual era el transporte por caminos que solían ser muy angostos y de barro. El transporte era un importante factor de coste que condicionaba la ubicación del templo, ocasionalmente, el coste del transporte podía ser incluso mayor que el coste de los materiales. Con frecuencia el acarreo era realizado por las personas, tanto en el monumento como en pequeñas distancias. Para la construcción de iglesias románicas y monasterios se otorgaban beneficios espirituales invitando a las personas a realizar estos trabajos y también para aportar las carretas y animales.

Los canteros: Su trabajo comenzaba haciéndose cargo de los materiales recibidos de la cantera, que guardaban en la casa de la obra, donde luego realizaban su trabajo, junto al edificio en construcción. En el Arte Románico en España era uno de los gremios más numerosos en la obra. Sus herramientas eran el puntero, la maza, el pico y el hacha. Los canteros dejaban tres tipos de marcas: Las conocidas como marcas de cantero cuyo único fin era el determinar el trabajo realizado por cada uno. Las marcas de posición destinadas a colocar las piedras en el lugar y posición para las que se tallaron y que solían ubicar en lugares discretos (parte de atrás, basa, etc.) y, sin sentido funcional, las marcas de grafito, signos o figuras caprichosas, grabadas en cualquier lugar y de las que las más frecuentes eran los tableros de juego de los propios canteros y otros obreros. De estos, el juego más popular era el alquerque, de nueve, doce o cinco en raya.

Los escultores: Realizaban las labores ornamentales sobre la piedra, ocasionalmente realizadas, con peor resultado, por los mismos canteros. Normalmente, en el Arte Románico en España, trabajaban en la misma obra, pero ocasionalmente lo hacían en otro lugar y con piedra diferente. No solían firmar las obras realizadas, aunque ocasionalmente registrasen su nombre seguido de Me fecit para indicar su autoría o registrasen sólo su firma al final de sus días profesionales cuando hubiesen alcanzado el grado de maestro, a lo que se llama Magister Signum. Estas anotaciones iban siempre acompañadas de la fecha en que se registraban. Ocasionalmente el me fecit del Arte Románico en España alude al comitente.

Areneros, poceros y caleros: Cuando existían en la obra, eran los responsables de suministrar a los albañiles los elementos auxiliares de su trabajo: arena, agua y cal con los que se hacían las mezclas. Estos elementos eran transportados por lo acarreadores.

Mazoneros o albañiles: Eran los responsables de levantar los muros. Los había de dos tipos: de tapiar y de asentar canto tajado. Éste colocaba los sillares y aquél realizaba los muros de cal y canto, mampostería y tapial. Trabajaban con escasísima maquinaria y aunque disponían de maquinaria de elevación, el método generalmente utilizado en el Arte Románico en España era el de plano inclinado.

Tejeros y pizarreros: Eran los responsables de la cubierta exterior y se llamaban así en función de que estuviese hecha de teja, de lajas de pizarra o de piedra.

Carpinteros: Eran los artesanos más importantes en la construcción dentro del ámbito del Arte Románico en España, en la que la madera fue el material más empleado. La madera preferida era el roble. Su trabajo consistía en motar los artilugios elevadores, los andamios, el cimbrado de arcos y bóvedas y las armaduras para los tejados. Su trabajo era clave en la estabilidad del edificio.

Pintores, vidrieros y herreros: Cuyo trabajo se relacionaba con la decoración y remate final del edificio terminado.

Arte Románico en España: Principales innovaciones tecnológicas

Durante la época del Arte Románico en España, en la que se ha abandonado una gran parte de la tecnología de construcción clásica, se producen dos grandes innovaciones:

En primer lugar, el uso de la energía hidráulica, auténtica revolución de la época, con sus usos en el movimiento de máquinas, y

El desarrollo de grúas para elevación de materiales, basadas la mayoría en la caja de ardilla o caja de ratón semejante a las que podemos encontrar hoy en jaulas de etos animales y en cuyo interior caminaban obreros consiguiendo un movimiento con el que funcionaba la grúa.

Entre las aplicaciones de la hidráulica se encuentra la sierra hidráulica, utilizada desde principios del siglo XIII para el corte de materiales.

Arte Románico en España: Materiales y técnicas constructivas

Durante esta época se produce una normalización de las técnicas y de los procesos de ejecución, el tamaño de los sillarejos se reduce al que permita su traslado por un hombre subiendo por una pendiente de uso universalizado y también son comunes los detalles de coronación de los muros y de las aperturas de huecos. Todo hace pensar en unas reglas constructivas uniformes en toda Europa, no sólo en el Arte Románico en España.

Los muros del Románico se levantan con piedra. Cuando existen recursos suficientes el sillar incluso se almohadilla, cuando no hay recursos los muros se levantan con mampuestos que serán ocultados con la pintura del exterior, ocasionalmente se utiliza la piedra sólo para el ábside.

En alguna región en que existe ausencia de piedra se empleará el ladrillo.

Las primitivas fábricas del Arte Románico en España tenían una estructura de tres hojas, empleando el sillar para los apoyos principales y el sillarejo en los muros de relleno, compactando el interior de las dos hojas de sillería con ripio y mortero de cal.

Ya en el siglo XII se empiezan a separar las hiladas con gruesas juntas de mortero de cal, de uno a dos centímetros, con el fin de que los lechos de mortero establecieran la unión entre la parte interior y los paramentos asegurando así la duración del muro sin resquebrajaduras.

Principales edificios religiosos

Arte Románico en España

La arquitectura del Románico en España se distingue por la densidad y variedad de sus monumentos. No es significativa la cantidad de edificios principales, pero es alto el número de edificios discretos, destacando el pintoresquismo de buena parte de sus emplazamientos.
Aunque en arquitectura es fuerte la influencia francesa, también es importante la influencia del Arte Románico en España en otros paises.

Arte Románico en España: Siglo XI

La primera arquitectura del Arte Románico en España, en la península, es la de los lombardos en territorios catalanes, incluyendo en los mismos la zona del Rosellón.

Incluso anterior a los lombardos es San Martín de Canigó en el Roselló, primer templo con tres naves abovedadas sin ayuda de fajones, aunque en este milagro influye la pequeñez del templo. En el Rosellón, junto a San Martín, hay que citar a San Miguel de Cuixá, de características semejantes y una primera talla mariana.

De la misma época del Arte Románico en España, anterior a los lombardos, es San Pere de Rodas, con precedente mozárabe y tres ábsides parabólicos, el central con amplia girola, con un importante sistema de contrarresto interior a base de arcos fajones apeados en dos pisos de columnas exentas con sus correspondientes capiteles. Una obra maestra de su época.

Ya en el periodo lombardo, con torres campanario de planta cuadrada y varios pisos en los que se van incrementando los vanos para aligerar peso, con bandas lombardas (lesenas) y cornisas de arquillos, destacan las construcciones del Valle de Boí en el pirineo ilerdense de entre las que destaca San Clemente de Taüll, con ábsides sobrios y ausencia de contrafuertes, aligerándose en el interior por medio de una corona de nichos. De esta época y lugar destacan también San Pedro de Ponts y San Pedro de Casseres, ésta en Gerona.

La obra magna de este lombardo catalán es, sin duda, Santa María de Ripoll, en Gerona, emblema del Arte Románico en España, que aunque fuertemente restaurada se permite todavía asombrarnos con sus cinco naves, siete ábsides y un crucero en forma de tau.

Los lombardos llegaron también a Aragón donde dejaron diversas muestras de las que sobresale San Pedro de Lárrede, en Huesca, claro, en el Serrablo. En esta época del Arte Románico en España, Sancho III el Mayor revoluciona Aragón abriendo las puertas a los peregrinos e influencias francesas y amparando a Cluny. Los resultados de su trabajo influyen en Navarra y en Castilla y León.

En Navarra se consagra en 1.057 un primer monumento, San Salvador de Leyre, provisto de tres naves y tres ábsides y una formidable técnica de labrado, acompañada de una cripta con claras connotaciones arquitectónicas islámicas.

De entre 1.063 y 1.080 es la catedral de Jaca. Monumento de ascendencia sobre Iguacel, Santa Cruz de la Serós y Loarre en Aragón, y quizás también sobre otras de Castilla y León. De planta basilical, con tres ábsides, de los que sólo se conservan los laterales, crucero, alternancia de pilares compuestos y columnas exentas, con cúpula semiesférica elevada en el crucero sobre cuatro arcos torales, nervada, quizás influida por los mozárabes de San Millán de la Cogolla, y tránsito desde la planta cuadrada por medio de trompas. Canecillos de rollo en el exterior y cabecera envuelta por columnas adosadas.

En Castilla, en fecha más temprana que Jaca, se levanta la cripta de San Antolín en la actual catedral de Palencia y la primitiva iglesia de San isidoro de León de la que apenas quedan restos, emblemática entre las iglesias del Arte Románico en España.

Fue Doña Mayor, viuda del precitado Sancho III el Mayor, quien fundó y dotó el monasterio de San Martín de Frómista en Palencia, cuya planta reproduce la de la catedral de Jaca. Con tres naves de igual altura es una iglesia salón como abundan en Francia y fachada rodeada de torres cilíndricas, de conformidad con los más puros cánones carolingios. Con cúpula en el crucero, resuelta en forma de cimborrio octogonal por fuera y, en general, un gran equilibrio de volúmenes, es templo del Arte Románico en España que influye en otros, entre los que destaca Dueñas.

Para 1.090 se decide ampliar San Isidoro de León encargándose el proyecto al arquitecto Petrus Deustambem. Con crucero no alineado, carece de cimborrio, bóveda de cañón con fajones en la nave mayor y de arista en las laterales con apertura de ventanas en éstas. Los arcos lobulados del crucero denotan un evidente andalucismo.

Alfonso VI patrocinó el inicio de las obras de Arte Románico en España en Santiago, además de proteger a los cluniacenses que elevaron en Sahagún un soberbio cenobio, matriz de la orden en España y del que no quedan restos.

Arte Románico en España: Siglo XII

En Cataluña disminuye la aportación de grandes hitos. Proliferan los claustros, como el de Sant Cugat del Vallés, y los de las catedrales de Elna y de Gerona. Y también se construye la Seo dUrgell cuya cabecera está definida para atender necesidades defensivas. Con un gran ábside central y un muro de crucero recto en el que se abren cuatro absidiolos a modo de hornacinas. Con torres en los extremos unidas por una galería colocada sobre los ábsides, evidenciando una comunión entre lo religioso y lo militar.

Es la época de las repoblaciones y de la gran proliferación de iglesias románicas rurales y también de los claustros y de las torres. Es asímismo el momento en que el Císter sustituye a Cluny en la construcción de templos.

Se amuralla Ávila, dejando fuera la mayoría de sus iglesias románicas y se levantan los cimborrios gallonados de Zamora, Toro y Salamanca como consecuencia de la fusión de las influencias francesas con la peregrinación a Santiago desde el sur por la mal llamada Vía de la Plata.

Arte Románico en Francia

Hasta el segundo milenio, la arquitectura francesa permanece fiel a los criterios carolingios, comenzando un desarrollo propio a partir de esa fecha por la influencia cluniacense.

El primer edificio de la iglesia abacial de Cluny, el de 910 no se distinguía ni por su importancia ni por sus dimensiones. Era una capilla de una sola nave con una estructura en forma de torre al este.

Cluny II, 954 a 981, era una basílica columnada, de planta cruciforme y tres naves. Presbiterio alargado con ábside semicircular y absidiolos en prolongación de las naves laterales con sus correspondientes capillas y criptas llamadas así en Cluny a unas pequeñas capillas rectangulares en el presbiterio de los absidiolos, destinadas a la penitencia de los monjes. El altar se levantaba en el centro de la nave, en zona reservada a los legos. Originalmente de cubierta plana, se cubrió después con bóveda de cañón en el siglo XI. Tenía una galilea (nártex) mayor que la anchura de los muros laterales, recordando el westwerk carolingio.

A estilo de Cluny se construyen Romainmotier en Suiza, Charlieu y la primera iglesia de La Charité sur Loire con la salvedad de que en todas ellas desaparecen las criptas.

Poco después del año mil se construye San Filiberto de Tournus con galilea semejante a Cluny II, pero ajustada a los muros laterales. Hecha en mampostería, con dos pisos, planta de tres naves, en ella, la complejidad espacial del arte carolingio queda relegada a favor de un orden espacial acompañado de una idea de fuerza.

A San Filiberto la sigue en orden cronológico (997-1.015) y de importancia San Martín de Tours, de cuya iglesia no queda nada. Es el primer ejemplo de girola con corona de capillas, al que hay que remitir las grandes catedrales y las iglesias románicas de peregrinación.

En la segunda mitad del siglo XI cada región de Francia desarrolla un estilo constructivo propio:

La primera en hacerlo es Normandía, con gran alargamiento de la nave, escasa anchura, alturas hasta de tres niveles, división espacial de la nave, altas torres en la fachada occidental y dos absidiolos en torno al ábside central. El estilo normando es llevado a Inglaterra por Guilermo el Conquistador; en Francia sus princiaples iglesias son la abacial de Jumieges (2ª), la Santísima Trinidad de Caen y la abacial de Mont Saint Michel.

El esplendor del estilo normando termina a finales de siglo, momento en que empiezan a florecer las escuelas de las restantes regiones que ocupará todo el siglo XII.

La escuela provenzal se desarrolla en torno a Arles y Aviñón, con iglesias románicas de una y de tres naves, bóvedas de cañón y pesadas masas arquitectónicas. De ellas destaca San Trófimo de Arlés. De mediados del siglo XII, planta longitudinal de triple nave, bóveda de cañón apuntada en la nave central y de cañón de medio punto en las laterales, posición elevádisima de las ventanas, muy pequeñas, apenas dejan pasar la luz. Ausencia de decoración en el interior.

En el Poitou se crea la iglesia salón, con crucero, ábside con deambulatorio, o girola y capillas radiales, con bóveda de cañón en la nave central, dividida por arcos fajones, que carga sobre pilares formados por cuatro columnas adosadas, siendo este soporte característico de esta escuela. La ornamentación interior es escasa, pero en el exterior es casi excesiva. Su principal monumento es la iglesia de Notre Dame la Grande, en Poitiers, construida en el 1.100.

Las zonas de la Auvernia y el Languedoc desarrollan tipos de iglesia semejantes, son iglesias de salón, con naves laterales altas sobre las que se incorporan tribunas bajas, lo que dificlta la presencia de la luz al ser la nave central sólo ligeramente más alta. Aunque desde el exterior la configuración de salón es obvia, en el interior la presencia de las tribunas hacen pensar más en plantas basilicales. Es característica la presencia de amplio crucero, girola con capillas radiales en torno al ábside y arcos apoyados en pilares cuadrangulares con columnas adosadas a cada unos de sus lados. Bóvedas de cañón en todas las partes de la iglesia, torre maciza sobre el centro del crucero e interiores severos y sombríos. El prototipo es la iglesia de Notre Dame du Port de Clermont Ferrand en Auvernia y en Languedoc las iglesias románicas más importantes son Saint Sernin de Toulouse y Sainte Foy de Conques.

Saint Sernin de Toulouse es una de las mayores iglesias del románico francés, con cinco naves, gran longitud de la nave de doce tramos y ábside muy prolongado con girola y capillas radiales. Las naves laterales interiores se prolongan en el crucero, en cuyo lado este se ubican dos nuevas capillas a cada lado con sus corespondientes ábsides. El cimborrio del crucero es el grandioso remate exterior al conjunto.

Sante Foy de Conques sigue el modelo, pero con una mayor verticalidad interior y una clara influencia normanda en la entrada en donde parece repetir el modelo de Caen.

El modelo aquitano se distingue por su originalidad: iglesia de una sola nave cubierta de cúpulas semiesféricas que descansan en pilares coronados por arcos de medio punto mediante la introducción de las pechinas. El prototipo es la iglesia de Moissac, cuyas cúpulas se hundieron al poco tiempo. Destacan también la iglesia de Souillac y San Pedro de Angulema.


Finalmente, Borgoña vuelve a dar nueva lección a finales del siglo XI y principios del XII en que alumbra las obras más audaces de la arquitectura de Occidente incorporando su gran concepto de las basílicas abovedadas, proveniente de Cluny, donde un nuevo y gigantesco edificio sustituirá a la segunda construcción, la de Mayolo.

Pero antes se había construido San Esteban de Nevers, una iglesia que influyó en la escuela de la Auvernia. Su interior es de los más bellos del Románico francés. La soberbia y altísima nave central recibe tan poca luz que al entrar en la iglesia apenas pueden percibirse los detalles. La bóveda, de cañón, está sumida en la penumbra. No hay otros elementos visibles que las ventanas del ábside, por ello, la claridad va aumentando a medida que se avanza hacia él. La parte más importante de la iglesia recibe la luz más densa. San Esteban, por otra parte sustituye el triforio de la girola por la serie de arcos ciegos; un concepto que hará suyo la escuela de Borgoña.

Asolada en la Revolución Francesa, Cluny III tenía cinco naves, dos cruceros con ábsides en sus brazos y un coro (ábside central) semicircular con girola y cinco capillas. El mismo pórtico occidental tenía tres naves.. Abovedada en todas sus partes, la nave central y los brazos del crucero tenían bóveda de cañón apuntado con arcos fajones, en las naves laterales bóveda de arista, y en el crucero bóvedas de cascos octogonales sobre trompas tipo pechinas y sobre las que en el exterior se elevaban torres de varios pisos. La estructura vertical de la nave principal y de los cruceros era de tres pisos. La longitud e la nave era de 187 metros.

Fue la mayor de entre las iglesias románicas del occidente medieval, mayor incluso que la basílica paleocristiana de San Pedro de Roma que era la existente en su época, compitiendo con ella con sus cinco naves, dejando así entrever las pretensiones de la orden.

Cluny III no era un protipo de la escuela de Borgoña pues incluyó influencias de otras partes alejadas, pero sí influyó en las siguientes construcciones de Borgoña, de las que destacan Paray le Monial, La Charité sur Loire, Autun y Vezelay, ésta importante foco de peregrinación simultáneo a Santiago. En la Charité sur Loire se inicia la práctica de construir con grandes bloques tallados.

Arte Románico en Alemania

El estilo nacional germano, posterior a los otones, que se denomina de los emperadores salios, adquiere una fisonomía concreta e independiente, distinta de la de los demás paises. No necesita sus dictados, ni la del arte palocristiano o bizantino, sino que bebe en sus propias fuentes, se basa en lo creado por sí mismos. Aunque abierta a influencias ocasionales, para su época es una arquitectura de vanguardia. La zona más activa es Renania.

La principal obra es la catedral de Espira, considerada, junto con Cluny uno de las iglesias románicas más importantes del siglo XI, representativos de la guerra entre el imperio y el papado (representado en este siglo por Cluny).

La catedral de Espira se inicia en 1.030 por Conrado II y se acaba en 1.061 por Enrique III, aunque tuvo grandes restauraciones con Enrique IV, siendo finalmente restaurada ampliamente en el siglo XIX. Con Espira se introduce por primera vez en todo el medievo el abovedamiento de la nave de las grandes iglesias románicas, realizado en este caso con bóvedas de arista.

Las catedrales de Maguncia y Worms son seguidoras inequívocas de Espira. Los exteriores, ricamente articulados con lesenas, arcos ciegos, frisos de arcos y pasadizos son típicos del Románico tardío alemán e integran los distintos elementos en un conjunto de perfecta plasticidad.

La evolución de las iglesias románicas alemanas partió de cuerpos de naves de dos pisos y aspecto de cajón a los que se adosó en el lado este un transepto y, con frecuencia otro en el oeste, siguiendo la tradición carolingia, con tribunas perimetrales.

Además del cimborrio, aparecen también sendas torres enjutas flanqueando la cabecera constituyendo así en el lado oeste un contrapeso a las tres torres del lado este, incluso en alguna ocasión, como en Tréveris, al lado oeste se le añadió un ábside.

Sobre los cuerpos de las naves, techados inicialmente sin excepción con cubiertas planas, se construyeron bóvedas de arista a partir del siglo XI. En el alzado, diidido en dos partes mediante arcadas y claristorio, se incorporó un triforio sobre columnitas y se introdujeron las tribunas en lo que se evidencia la aceptación de una influencia francesa.

Salvo pequeñas variaciones, no se introdujeron cambios en la planta y en los elementos arquitectónicos durante dos siglos, con la notable excepción de la Colegiata de Santa María en el Capitolio en Colonia donde se introdujo el ábside trilobulado...

En un elevado número de iglesias románicas existe una cripta con bóvedas de arista bajo la cabecera ó bajo la parte oeste, estas criptas recogen la idea del culto al emperador procedente de la época de Otón el grande.

Un grupo importante de iglesias románicas, entre el que se encuentra la abadía de San Benito de Alpirsbach, se sometieron a la denominada Reforma de Hirsau, inspirada en Cluny,. Sus edificios son basílicas hipóstilas de dos pisos con cubiertas planas, transepto saledizo y ábside tripartito. Son típicos en ellas los pilares en el tramo del cuerpo de naves situado inmediatamente detrás del crucero, marcando el límite entre el coro alto y el “chorus minor”.

Arte Románico en Inglaterra

Con la salvedad de la abadía de Westminster, mandada erigir por Eduardo el Confesor en 1.045/1.050, de características normanda, en este campo, la historia comienza con la conquista de 1.066 y el inicio de la construcción de iglesias románicas con una clara influencia normanda, manifestada incluso en la inserción de inscripciones. Las principales influencias proceden de Jumieges y de Caen.

Las dos iglesias románicas principales son la catedral de Durham y la abacial de Saint Albans junto con la catedral de Canterbury, ordenada construir a semejanza de la de Caen por el primado Lanfranc al hacerse titular del solio.

En la mayoría de estos edificios se fracasó a la hora de construir las bóvedas, dejando techados planos, asímismo, el gótico introdujo importantes cambios.

La construcción de estos templos duró hasta el siglo XII en que el Císter se impone con sus sobrios edificios.

Arte Románico en Italia

La variada arquitectura románica italiana, siglos XI y XII, deja ver la influencia del poder de la épca sobre la misma.

Como resultas de la conquista del reino longobardo y del compromiso imperial en la defensa de los territorios papales, Italia septentrional y central se ven influenciadas por las corrientes de los imperios alemán y francés. Influencia que en la zona norte se diluye con el Conflicto de las Investiduras y con el desarrollo del comercio del Adriática en manos venecianas.

El más bello resultado de este auge comercial es la construcción de San Marcos de Venecia, reconstrucción iniciada en 1.063 de una sencilla basílica del siglo X, sustituida por una gran iglesia de cúpulas con planta de cruz griega copia de la de los Apóstoles en Bizancio, influencia ésta, la bizantina, que se ve otra vez reflejada en los mosaicos y en la fachada. Es una iglesia románica ausente de los criterios de la arquitectura occidental.

Por otra parte, los maestros de obra lombardos se dejaron influenciar en sus construcciones por todas las principales construcciones y estilos, desde San Pedro el Viejo en Roma hasta Jumieges en Francia, pasando por las construcciones centrales de Rávena. Fruto de su trabajo son las catedrales de Módena y Piacenza concebidas desde el origen como iglesias románicas de tribunas de tres pisos, Murano y Parma, San Zeno Maggiore en Verona y San Abundio en Como, con una arquitectura tendente al doble muro en las fachadas, y ausencias de bóvedas ó bóvedas de arista, con ocasional estructura de tejado a la vista ó de techos planos. San Abundio de Como, con cinco naves, es una basílica hipóstila carente de transepto y con el vigamen del techo a la vista. Los lombardos participaron también en la construcción de San Ambrosio de Milán, un conjunto levantado a lo largo de siglos, con todas las innovaciones propias de cada momento, y en San Miguel de Pavía, la iglesia románica donde se coronaban los reyes lombardos.

En Toscana se siguió construyendo el tipo de basílica hipóstila sin transepto, ennobleciendo la estructura forrándola con placas de marmol que forman dibujos geométricos. Es el caso de San Minniato al Monte de Florencia, la mejor representación del Románico toscano, y de su Baptisterio de San Juan. En competencia marítima con Venecia, Pisa inició la construcción de su catedral, que no acabó hasta el siglo XIII, torres y baptisterio sólo un año después del inicio de las obras de San Marcos. La catedral consta de cinco naves en un conjunto de basílica hipóstila de extraordinaria altura, techada con cubiertas planas, con un transepto de tres naves, muy saliente y crucero con cúpula, antecoro y un ábside. La nave central posee pseudotribunas, es decir, tribunas sin suelo y un pequeño claristorio y en su fachada hay cinco órdenes de arcos superpuestos.

Años antes, entre 1.041 y 1.063, los normandos, ahora cristianizados, conquistaron Apulia y Calabria, permaneciendo igualmente en Sicilia hasta 1.091 a donde habían llegado en 878.

En lo que había sido la residencia del gobernador bizantino en Apulia, levantaron la iglesia de San Nicolás, en Bari, con el lujo de lo aprovechado y con clara influencia del Norte, resultando una basílica con columnas y con cubiertas planas, con columnas pareadas y con modelos lombardos en el exterior.

En Sicilia, por el contrario, los normandos se dejaron influenciar por el islam y por los bizantinos, levantando tres monumentos de sorprendente belleza, la capilla palatina de Roger II en Palermo, la catedral de Monreale y la catedral de Cefalú, iglesias románicas en las que subsisten connotaciones arquitectónicas nórdicas.

Taller de La Losa
(Basado, también, en varias obras de la Biblioteca del Círculo Románico)
(Ver Nota 10 sobre Créditos de Fotos en el Comunicado Nº 0 en Rincón del Usuario)

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